Hace unos días una amiga me decía que, si tenía problemas con el humo del tabaco, lo mejor que podía hacer era ir a desayunar a una cafetería-pastelería porque allí era seguro que no iban a permitir fumar. Mi buena e ingenua amiga, se basaba en que el artº 7. l de la Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo prescribe expresamente que no se podrá fumar en "Áreas o establecimientos donde se elaboren, transformen, preparen, degusten o vendan alimentos". Esto le hacía pensar que una cafetería donde además se elaboraran y vendieran pan y pasteles forzosamente iba a declararse zona de no fumadores.
Desgraciadamente la práctica no es así y son pocas las pastelerías de ese tipo donde no se permite fumar. Nos constan varias en Granada capital (La Rosa de carrera del Genil, Casa Isla de la misma calle y la de la rotonda del Palacio de Deportes), pero ninguna por el momento en la zona del área metropolitana donde vivo y trabajo. Particularmente en La Zubia y en Huetor Vega me constan varios locales donde se vende pan y que exhiben sin ningún pudor en sus escaparates el dichoso cartelito de "Aquí se permite fumar".
No sé qué sentido comercial les mueve a ello pues realmente es desagradable entrar a comprar pan a un local apestado de nicotina y no creo que ni siquiera a ese 30 por ciento de la población que se declara fumadora esté muy de acuerdo en añadir ese sabor al "pan nuestro de cada día".